24 nov 2011

Una historia con final abierto

La historia de Marcela Valdiviezo, una sordomuda de 18 años.
En el colegio de El Alfarcito sucede algo por demás curioso. Hay una alumna que es sordomuda y que, hasta ahora, nadie sabía cómo transmitirle los conocimientos curricularmente establecidos. Es más, ella tenía una complicada comunicación, en la vida cotidiana, con los demás miembros de la comunidad educativa debido a su discapacidad.

Se trata de Marcela Valdiviezo, de 18 años de edad, quien llegó a El Alfarcito desde un lejano paraje llamado Cerro Negro del Tirao, en 2010. Marcela es inquieta, de mente rápida, curiosa, cualidades que facilitaron la inquietud de un grupo de voluntarios extensionistas del Centro de Investigaciones Socio Culturales de Norte (Cisen) de la Universidad Nacional de Salta.

Los jóvenes investigadores encontraron de casualidad a Marcela, debido al trabajo de pedagogía rural que realizan en la quebrada del río Toro y automáticamente solicitaron el permiso a las autoridades del secundario para enseñarle el lenguaje de señas, al igual que a sus compañeros y a sus docentes.

Los objetivos
La idea de capacitar al conjunto de la comunidad educativa salió debido a que, por sus limitaciones, más la de sus compañeros y docentes, ella solo está aprendiendo las tareas manuales que se dictan en los talleres. Hasta ahora solo aprendió a tejer en telares o a pintar por pura imitación, ya que es analfabeta.

Trabajo concreto
Marcela ya sabía que venía gente a enseñarle “las señas”; estaba impaciente, nerviosa. El encuentro fue en la biblioteca del lugar y comenzó a media mañana. En esa primera parte participaron la docente de talleres y la bibliotecaria. Los primeros conceptos aprendidos fueron dibujos de animales y objetos cercanos a su realidad. Luego fue el turno del abecedario y los números.

Si bien los estudiantes de Comunicaciones, Filosofia y Ciencias de la Educación (integrantes del grupo de voluntarios) habían hecho un rápido diagnóstico sobre sus posibilidades de aprendizaje, la velocidad en la aprehensión de los conceptos deslumbró a todos. Las ganas por establecer un patrón comunicacional provocaron un aprendizaje veloz y significativo. Al mediodía llegaron sus compañeros, su hermana de 16 años y docentes, y fue la misma Marcela quien enseñó lo aprendido a los asistentes.

Por otro lado, para que llegue a su casa ubicada en Cerro Negro del Tirao, tiene que pasar primero por Salta capital, luego subir por la Cuesta del Obispo, llegar a Seclantás y por último tomar por un camino de tierra rumbo al este hasta llegar al lugar. Por lo que cuesta llegar, ella y su hermana solo vuelven a casa para las vacaciones. Ahora bien, cuando vuelva este verano la estará esperando su mamá con una situación difícil.

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